lunes, 4 de septiembre de 2017

Violeta Violenta “Sin Título y casi que Sin Autor”

Cuando la conocí, no era más que otra Violeta de mil colores, radiaba luz como todas las violetas, hasta que un día paso de morado claro a purpura intenso… Muchos dicen que por mi culpa, creen que por ser Miserable “me cague en la batica de cuadros”. Pero es que teníamos como 11 años cuando nos besamos por primera vez,  ella empezó a volarse de casa para verme, para besarme hasta que encontró otro que la besara mejor, y yo también por supuesto; la cosa fue que se perdió durante 7 años, no supe nada de ella, ya ni la recordaba tan nítida.
Llegue a Monrroe como a las 2 a.m. mire como escaneando el lugar y lo primero que vi fue un hombre como de 1.20 cm de estatura sobre una silla con su cabeza clavada en las tetas de una mujer con el cabello de  olor purpura intenso, era Violeta y se alegró tanto de verme que me no dudo en lanzarse a darme un beso en la boca, el enano contrario a lo que yo pensaba, tomo el beso como algo tan normal, que no dudo en  proponer “con todo el respeto” un trio, a Violeta le encantó la idea, mientras que yo durante todo el  camino no pensaba en mas, que como sería el sexo con un enano… No había visto  el suficiente porno.
Llegamos al apartamento de ella, saco una botella  de ginebra y puso una película XXX en la que habían un montón de enanos, yo  no podía entender lo que estaba a punto de hacer, así que simplemente me salí para el balcón a fumarme un cigarro; cuando entre nuevamente a la habitación decidido a marcharme del apartamento, me encontré a Violeta teniendo sexo con el enano, a ella le encantaba sentirse como una de lolita de película porno, así que me insinuó que me acercara pero yo preferí  volver a balcón.  
Debo aceptar que la imagen me genero cierta excitación, pero preferí masturbarme al aire libre hasta que por fin Violeta termino y el enano se fue  del apartamento.
Violeta salió al balcón desnuda y fumándose un cigarrillo, me dijo que me pusiera cómodo y que me quitara la ropa para ella no estar en desventaja, abrimos un par de cervezas y me empezó a contar que en todos estos años había estado por todo Suramérica cantando, me dijo que se había acostado con manes de muchas nacionalidades y que le habían encantado los brasileros, me dijo que tenía muchas ganas de mi “desde los 10 años, desde los 10 sueño que me la metas… Yo vi como besabas a un papacito, yo confió  en que si lo satisfaces a él, conmigo haces maravillas” pasamos todo el día empelotas escuchando punk y fumando marihuana en el balcón de Violeta. Tirándole piedritas a las palomas, me decía que las odiaba porque comían basura, tenían zumbambicos, hacían bulla y lo cagaban a uno de vez en cuando; nuestra puntería se volvía cada vez más acertada, logramos espantar varias, hasta que vimos que por la acera se acercaba una monjita, en un acto de total impulso Violeta le arrojo un candelabro desde el balcón “Era lo único que tenía a la mano, es que ella es de las que alimenta a todas estas palomas con el discurso de la paz… A parte me parece ridículo que se disfrace, siendo Mayo.”
Nos vestimos, salimos del apartamento y a las afueras apenas le estaba dando los primeros auxilios a la monjita, caminamos hasta un callejón a unas cuadras más adelante y entramos como a una especie de guarida, a Violeta le entregaron un paquete y volvimos a salir del lugar. En la esquina habían varios policías con un perro indagando sobre el accidente de la moja, pasamos por el frente de la acera como si no supiéramos nada, Violeta se quedó comprando conos de pasas mientras me pasaba el paquete como para disimular, un policía me llamo de lejos y yo me acerque, me pidió papeles, Violeta que estaba esperado los conos tuvo una reacción como de susto y me empezó a hacer sutiles señas desde lejos, yo no me había percatado de lo que había dentro del paquete, hasta que por cosas del destino, como si yo fuera un bulto de sal el perro se quedó frente a mi olfateándome, pues al parecer tenía 21 gramos de coca en el  paquete.
Violeta llego como loca cuando me estaban montando en la patrulla, les rogo que me solaran, que yo no tenía nada que ver. Dejo caer al suelo los helados que se derretían con el calor del momento, mientras el perro faltón los lamia del piso, a Violeta y a mí nos llevaron a la estación, cuando llegamos Violeta no dudo en testificar que todo pertenecía a ella. Después de varias horas me dejaron libre, me dijeron que a Violeta le esperaban unos cuantos añitos en la cárcel de mujeres y que yo no tenía ningún problema legal.
Pasaron como tres años hasta que la volví a ver, nos encontramos en Morroe como era de costumbre, la mujer que tenía al frete ya era como una especie de Violeta Violenta, nos tomamos unos aguardientes, hablamos de lo que había pasado en todo ese tiempo y al final me regalo un montón de mariposas muertas que había coleccionado en prisión, me dijo que todo el tiempo me había recordado, que estaba muy feliz de verme pero que ya se tenía que ir. Yo solo sentía como un sin sabor, es que después de tanto  tiempo sin tenerla, verla era como un premio del destino, y ahora lo que menos quería era dejarla ir… es que me dolía que otra vez me la quitaran del paso; no pude hacer nada por ella cuando lo necesitaba, ¿Qué más se podía esperar de este miserable? de Dante Miserias. 
-"Who breaks a butterfly upon a wheel?" Alexader Pope