lunes, 31 de diciembre de 2018

Lo Vi y quede Flechado con su Flecha "Sin Titulo y Casi que Sin Autor"


En esos días en que el desapareció las ansias hicieron de las suyas, empecé a comer mucho y a ver porno, mucho porno, aumente como doce kilos y ya ni salía de la casa, me había obsesionado con un muchacho que había visto en una página XXX de la Internet. Era muy lindo, cabello negro, con muchos tatuajes y una hermosa flecha. La vi y quede flechado con su Flecha… Era un pene mágico, parecía como un péndulo perfecto que colgaba entre sus piernas y me hipnotizaba, me encantaban sus gestos cuando se masturbaba frente a la cámara y los ruiditos que hacia cuando se venía… Me lo imaginaba viniéndose dentro de mí. Lo miraba casi todas las mañanas, era como un gustico que tenía  que me pedía una dosis diaria de él, me estaba obsesionando profundamente con todo lo que me gustaba y la imagen de Camilo se iba desvaneciendo, como si inconscientemente supiera que ya se estaba yendo.
Alcance a llegar a su entierro, cuando lo vi, estaba bello como siempre, enmarcado en una ventanilla de vidrio inundada por lágrimas de sus familiares, era increíble ver que ni postrado en ese ataúd perdía su clase, mis lágrimas no se pudieron contener, al verlo ahí acostado sin decirme ni una sola palabra sin picarme el ojo como lo hacía, sin abrazarme bruscamente, mi cuerpo también se desmorono frente a él, sus familiares no entendían porque un perfecto desconocido estaba abriendo el cajón para besarlo, al parecer no sabían que le gustaba los hombres como yo, obviamente me retiraron de ataúd, les parecía muy extraño ese suceso, pues ni me conocían, yo opte por irme y dejar que nuestro secreto se fuera con él en su tumba, no le pude dar el último beso, no le pude decir que si le contaba tantas cosas era porque lo amaba y me encantaba que me celara, ese día entendí que erase una vez el amor pero YO lo tuve que olvidar…
Me perdí entre la ciudad, entre la gente, entre la droga, entre todo lo miserable que me aseguraban cada vez más que yo había nacido para ser Dante Miseria. Algunas semanas después la mujer que había contestado y que me había dado la noticia de Camilo me dijo que nos encontráramos para entregarme su portátil, al parecer leyeron mi vida y entendieron a que se había dedicado Camilo por esos días y de una manera sensata decidieron que fuera yo el que le diera final a esa historia, ahora yo dependía de mi propia perspectiva, pero ¿qué sentido tenia continuar? Si finalmente contaba todas esas historias para que él se entretuviera, me celara, me amara más, me odiara, pero que nunca me olvidara, la tarea para mi iba a estar difícil porque al que le quedaría difícil de olvidar seria a mí.