
Alcance a llegar a su entierro, cuando lo
vi, estaba bello como siempre, enmarcado en una ventanilla de vidrio inundada
por lágrimas de sus familiares, era increíble ver que ni postrado en ese ataúd
perdía su clase, mis lágrimas no se pudieron contener, al verlo ahí acostado
sin decirme ni una sola palabra sin picarme el ojo como lo hacía, sin abrazarme
bruscamente, mi cuerpo también se desmorono frente a él, sus familiares no entendían
porque un perfecto desconocido estaba abriendo el cajón para besarlo, al
parecer no sabían que le gustaba los hombres como yo, obviamente me retiraron
de ataúd, les parecía muy extraño ese suceso, pues ni me conocían, yo opte por
irme y dejar que nuestro secreto se fuera con él en su tumba, no le pude dar el
último beso, no le pude decir que si le contaba tantas cosas era porque lo
amaba y me encantaba que me celara, ese día entendí que erase una vez el amor
pero YO lo tuve que olvidar…
Me perdí entre la ciudad, entre la gente,
entre la droga, entre todo lo miserable que me aseguraban cada vez más que yo había
nacido para ser Dante Miseria. Algunas semanas después la mujer que había
contestado y que me había dado la noticia de Camilo me dijo que nos encontráramos
para entregarme su portátil, al parecer leyeron mi vida y entendieron a que se había
dedicado Camilo por esos días y de una manera sensata decidieron que fuera yo
el que le diera final a esa historia, ahora yo dependía de mi propia
perspectiva, pero ¿qué sentido tenia continuar? Si finalmente contaba todas
esas historias para que él se entretuviera, me celara, me amara más, me odiara,
pero que nunca me olvidara, la tarea para mi iba a estar difícil porque al que
le quedaría difícil de olvidar seria a mí.