jueves, 31 de enero de 2019

Cadáver Exquisito "Sin Titulo y casi que Sin Autor"


Con el tiempo  me empecé a enamorar más fácil que nunca, me sentía solo y la gente parecía correrme, sentía como una especie de manto gris que me envolvía y no me dejaba ser, todos los miércoles visitaba a Camilo en el cementerio, le cantaba canciones de Vomito Nuclear, le rosaba con ron las flores para que tuvieran un olor peculiar y le pegaba calcomanías de sus equipos y bandas favoritas, me quedaba pensándolo por horas… con los ojos cerrados recordaba el día en lo conocí y lo insulte, el día en que casi “erase una vez el amor pero se tuvo que botar”

Me estaba pasando algo extraño, de tanto ir a verlo, me estaba enamorando de un tipo que me miraba fijamente cada vez le llenaba de humo la tumba a Camilo, pareciera como si también quisiera que le echara un poquito de humo directo a la boca. Andrés Patiño, estaba acostado a tres tumbas a la izquierda de Camilo, la mirada de su foto jamás se despegaba de mí y me cautivo.
No quería que sonara enfermizo por me enamore de un cadáver exquisito, de un muerto como de porcelana; nuevamente estaba traicionando a Camilo en sus narices, a escasa tres tumbas estaba el muerto más perfecto del cementerio, yo sabía que si Camilo me había perdonado en vida mis “infidelidades”, también lo haría en la muerte, así que también empecé a compartir mis cigarros y ron con mi muerto de porcelana, de vez en cuando dejaba marcado en su lapida besitos con mucho amor, hasta que alguno de sus familiares me vio llenándole la tumba de mensajes bonitos y me hizo sacar del cementerio, tal vez era su verdadera mujer que enardecida se sentía igual de traicionada a Camilo. 
No me dejaron volver a entrar al cementerio porque según todos yo era un puto satánico, así que hice caso y no volví; tenía la excusa perfecta para por fin olvidarme de Camilo y de todas estas historias.


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