
“Mi necesidad de tener historias que contarle
a Camilo, era cada vez más latente, era como la única conexión que permanecía
entre él y yo, sentía que de esta manera lo podía tener nuevamente a mi lado,
cada vez eran más las situaciones, los momentos, los recuerdos, las fechorías
que tenía para contarle; de momento se convirtió en la excusa perfecta para
enloquecer con confianza… Cogí el extraño habito de estar con manes solo para
tener historias, para escribírselas a Camilo, cogí el extraño habito de darle
vida a muchos de esos manes en mis escritos y luego matarlos, así, sin
anestesia, utilizándolos solo para la colección de historias; yo sentía que
desde donde Camilo estaba quería seguir conociéndolas de primera mano, tan
detalladas como cuando las presenciaba camuflándose en mi sombra; el me enseñó
a inmortalizarlas, a construir una máquina del tiempo con una hoja y un
lapicero, además me hizo enamorar de él recreando todo aquello que le conté, cuándo
ni siquiera se pasaba por mi cabeza esa opción absurda; me hizo volver a vivir
todo eso pero a su lado, me hizo pensarlo, añorarlo, extrañarlo… Esto fue algo
que al fin de cuentas creamos entre los dos y que yo no quiero concluir porque para
ser sincero tengo miedo de morir o matar
a mas personajes, es que finalmente Dante
Miserias muere aquí con esta historia, y preferiría que para este ser hubiera un
final medianamente digno”.
Dante continuo su viaje en la vida mientras
Camilo intentaba acostumbrarse a la muerte, los dos desde donde estaban seguían
recordándose detalladamente, los dos describiéndose, los dos inmortalizándose desde
su punto de vista, los dos amándose.
A Dante obviamente le siguieron pasando
muchas cosas, pero sabía que esta historia entre las historias debería tener
fin, fue muy difícil en realidad concluirla, porque cuando se trata de la
historia de un joven, está la opción de terminar con su muerte si se cuenta con
suerte o de acabar con un final abierto como será en este caso.
Aunque puede ser demasiado tarde lo que estoy
escribiendo, se me hizo muy difícil desprenderme porque es que fueron varios
años refugiándome en esto, varios años en los que se unió a ese Miserable de
Dante con Camilo en una complicidad gigante. Camilo al fin de cuentas fue el más importante, el más raro de todos, el del
momento más apasionante, el que marco esta historia, el protagonista en mi vida,
en la vida de Dante y no en la vida de él. Es por eso que entre tanta
confusión, estos relatos que alguna vez pretendieron ser libro se quedaron “Sin
Título y casi que Sin Autor”
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