martes, 24 de noviembre de 2015

"Si, los "artistas" también nos enamoramos a primera vista, también nos volvemos estúpidos cuando amamos, también hacemos promesas absurdas, pero también nos inspiramos..." Guzmán

IMELDA
Me desperté inundado en llanto, gritando Reyna como si fuera el propio Marlon, desfogado en gritos viviendo en un sueño escenas del libro que me había leído, Paraíso Travel, siempre me imagine a Reina como a la Imelda que hoy está cumpliendo su sueño en Argentina y yo como el dócil Marlon
que iba hasta donde fuera por su princesa, con Imelda todo era diferente, era una mujercita tan fuerte, me sentía protegido, siempre estábamos bien, pocas personas logran ponerme en ese estado, un estado de “dejemos que todo fluya” porque sabíamos que por lo general siempre íbamos a llegar como y adonde queríamos, ella siempre me hacía soñar y pasar por alto los baches que se nos aparecían, si un carro la pisaba y le arrancaba la uña pero luego se encontraba una billete de mil, juraba que todo estaba fluyendo bien, que incluso era nuestro día de suerte…


La conocí en la profundidad de una selva de sementó, era ella, un hada encantadora con la capacidad de curar tristezas, con un don que pocos poseen; la pille parchada en un parque, al frente de una tienda de tatuajes, entre tanta oscuridad y decadencia radiando la mejor energía, soltando un montón de notas musicales afinadas por la boca, que captaba la atención de todos esos individuos que por muy locos que estuvieran no dejaban de prestar atención.              Jhon Androide                

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