Eran como las cuatro de la tarde, salía
afanado de la oficina hacia una reunión a un edificio a dos cuadras abajo del mío,
iba en un paso rápido, el semáforo cambio a rojo y me toco pararme durante 20
largos segundos a esperar a que pararan los dichosos carros, pero oh sorpresa
cuando del otro lado de la calle veo a Dante, caminando con su relajo natural,
con su estilo tan libre, tan propio; le grite tan duro como pude y no atendió a
mi voz, por un momento pensé en que tal vez debería dejarlo seguir y yo también
seguir para mi reunión, pero lo contrario que hice fue salir corriendo de tras
de él, cual niño cuando ve a su madre, él obvio metió un salto cuando le toque
el hombro, sin duda alguna pensó que alguien lo iba a robar, pero termino por
robarme el a mi… se quitó los audífonos, me despeluco como en un acto de
cariño, como cuando sobas un perrito que te cae bien, me compartió uno de sus
audífonos, estaba escuchando The Beatles, Revolution y terminamos en Málaga, un bar de tangos en el
centro de la ciudad tomando ron con café. El día estaba frió, así que aproveche
para llamar e inventarme la excusa de que no podía ir a la reunión porque
estaba lloviendo muy fuerte en el lugar que estaba, al parecer se creyeron el
cuento, porque se compadecieron. El caso fue que en el momento no me importo que
me echaran o no del trabajo, quería estar con Dante Miserias y solo me
importaba él; ¿pero qué pasaba? ¿Acaso no había ya pasado como cuatro años? ¿El
enamoramiento jamás había pasado? ¿Yo no lo había superado?

- “Tiempo sin verte… Tanto tiempo”
-“Mucho tiempo, estas todo grande y se te
ven muy lindos todos esos tatuajes “
-“A veces me creo lienzo y vos que estás haciendo”
-“trabajando…”
-“¿Qué paso con vos? ¿Ya tenes novio?”
Yo no sabía que responder, sentía que la
podía cagar o recagar, podía ser una sutil propuesta o una simple pregunta,
cambie el tema
-“Si,
empecé a trabajar Y también estaba escribiendo sobre vos”
-“¿cómo así?” Logre desviar el tema
-“Si, escribí varias cositas que vi de vos”
Saque el portátil, pensé que después de
tanto tiempo ese sería un buen acto, total él había sido la fuente de la
inspiración y estaba completamente seguro de que Dante ya era un poco maduro,
capaz de leerse sin escupir sobre mis escritos, sin romperme el computador en
pedazos.
Le empecé a leer con mi voz entre cortada, hacía
muchos años no leía esos vagos escritos, Sin título y casi que sin Autor…
estaba en los archivos más remotos de mi disco duro, no podía creer que tuviera
al protagonista de tanto derroche de tiempo al frente, confrontándose como si
se estuviera mirando en un espejo. Entre tangos, rones con café, sonrisas y una
buena lectura, terminamos eso que en algún momento llame libro para sentirme
teso.
Dante se quedó mirándome fijamente, me dijo
que habían cosas que no eran como parecían, pero que en general no pensaba que
fuera una persona tan especial, me dijo que ya se tenía que ir, me pidió mi número
de contacto y se fue, se esfumo entre viejitos ebrios de aquel café, sentí
muchos nervios, me tome una copa de ron doble sin café y empecé a escribir
esto.
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