martes, 7 de noviembre de 2017

El N.N más sexy Sin Titulo y Casi que Sin Autor

Este mensaje me llego como a las cuatro de la mañana, demás que estaba pensando en él, en el sucio punkero. El ya disfrutaba escribirme todas sus anécdotas, y yo disfrutaba leer esos escritos con aires eróticos, el mismo le dio el titulo; tal vez disfrutaba la experiencia.
"Yo lo había visto un par de veces en el parque, siempre tomando, siempre con las narices llenas de perica, solo, como petrificado en una esquina, con un radio podrido escuchando música podrida.
El me odiaba, decía que yo era un puto punk comercial, yo no entendía bien sus argumentos aparte porque él siempre estaba hablando entre dientes. Una vez me estaba tomando una cerveza, escuchando QUEEN, pensando maricadas… Hasta que le dio por pasar a ese podrido, me grito como de costumbre “Puto comercial” yo lo mire despreciándolo, porque en verdad lo despreciaba, él quería problema y yo solo quería fumarme otro cigarrillo apenas se terminara el que tenía entre dedos.
No sé si paso por “cosas del destino”, “del odio al amor hay solo un paso” o por  “por los altos niveles de testosterona”, solo te cuento que terminamos besándonos en su apartamento, acariciándome el cuello con su chaqueta de cuero desgastado, apuñalándome el abdomen con su correa de taches oxidados, besándome salvajemente jugaba con su pircing y mi lengua, la música de fondo (Sex Pistol), la ciudad en su espléndido amanecer y el olor a bohemio que se filtraba por el ventanal que estaba abierta, lo hacían más excitante todo, clavaba su tache con el ritmo de batería, los gemidos, los sudores, las canciones se apoderaron del lugar, cual princesa como hasta las doce del día, que fue que me volé mientras él se estaba bañando, yo me estaba haciendo el dormido esperando a que se parara, porque no quería verle la cara, no quería arrepentirme… ¿Cómo se llamaba? No sé, tal vez el Podrido, ¿Qué si me gusto? ¡Me encanto!” Atentamente Dante Miseria

El todo me lo contaba muy sínicamente, como si no se diera cuenta que tocaba mi sensibilidad, mi susceptibilidad. Termino su mensaje agregando una posdata contándome que cuando cogió el taxi, se imaginaba mientras llegaba a su casa, teniendo sexo con el taxista. Yo después de leer el mensaje me sentí más fracasado que nunca, ¿Cómo un N.N pudo tener a mi Dante? y yo que conocía hasta sus entrañas, a duras penas lo podía leer.

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